domingo, enero 31, 2010

VOL II: Reciclaje ¿Qué es basura?

La corrupción farmacéutica.
Por Andrea Benyei, Mónica López y Marina Wagner.


Ajenos a lo que ocurre.
Por Dani Castiñeiras, Mario De Santiago y Elena Rebollo.


The Coca-Cola Co.
Por Andrea Arenal, Raquel Palacio y Deva Villa.


El futuro de la sierra.
Por Adrián Campos, Antonio Muñoz y Andrés Palacios.

martes, enero 12, 2010

Cuento del pescador y el banquero

Durante sus 2 semanas vacaciones de verano, un banquero de un país de Europa estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de un país con una economía pobre cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes.
El europeo felicitó al trabajador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
El pescador replicó: "Oh! Sólo un ratito."
Entonces el banquero le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El pescador dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El hombre de negocios volvió a preguntar: "¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?"
El pescador contestó: "Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor."
El europeo dijo con tono burlón: "Estoy graduado en económicas en Harvard y en ciencias empresariales en Oxford, le podría echar una mano." Y añadió: "Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediario, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Además podría irse de esta aldea y mudarse a las grandes capitales europeas o a Los Ángeles o Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión."
Y respondió en pescador: "Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?"
"De quince a veinte años, si va la cosa bien." Respondió el empresario.
El pescador respiró profundamente, levantó la cabeza, dejó los aparejos en el suelo y le preguntó con cara de extrañeza: "Y luego ¿qué?"
El tipo de las vacaciones soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte: "Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones."
Pero el pescador con los ojos como platos no parecía entenderlo: "¿Millones, señor? Y luego ¿qué?"
El europeo dudó: "Claro, luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, echarse la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos".
El pescador volvió a su tarea diaria de ordenar los aparejos y se despidió: "Bueno, pero si eso es lo que ganaría ¿Por qué tengo que esperar veinte años si he quedado en una hora?".